domingo, 23 de septiembre de 2012

Las miserias del oro

Por María Cristina Rodríguez
Publicado en el Listín Diario
17/09/2012

La  mano de obra barata en las minas de Sudáfrica, el mayor productor de oro y platino del mundo, y la cuarta industria más grande del planeta, representa un gran negocio centenario.

En las colinas sudafricanas descansa una historia de muertes y enfrentamientos, como la aberrante masacre de 34 mineros acribillados semanas atrás “en defensa propia” por la policía en la ciudad de Marikana en una mina de la compañía británica Lonmin.

Cansados de esperar un aumento salarial, los obreros se sublevaron contra sus líderes sindicales, que deslealmente representan a los dueños de la mina y el gobierno. Sus esperanzas de mejores condiciones laborales cada día se alejan, porque la avaricia y los acuerdos tras bastidores aplastan hasta la psiquis a la justicia social y los intereses del pueblo.


La tragedia en la mina de Lomni conmovió hasta al diablo. Los tiros traspasaron las espaldas y pechos de los obreros que llevaban en sus manos armas blancas pidiendo reivindicaciones salariales, rompieron la frente de uno y la sangre corría como río revuelto por la boca de los muertos y de algunos de los 78 heridos de gravedad.


El gran Nelson Mandela, frente al Congreso Nacional Africano, derrotó al más repugnante sistema de segregación racial que ha conocido el mundo, el Apartheid. Tomaron el poder y ahora usan las leyes del Apartheid contra las demandas legítimas de los trabajadores.



Las víctimas de la masacre fueron halladas culpables. Le imputaron las muertes a los sobrevivientes bajo el alegato de que ellos "provocaron" a la policía que disparó en "defensa propia". Esa misma ley se usó para justificar las masacres contra quienes demandaban el fin del Apartheid. Entonces los agentes que encubren los entresijos del crimen, como sapos inmundos que se juntan y aparean, quedan libres de cargos.


 Por suerte, los vómitos de repudio a la masacre y la respuesta oficial, trascendieron la tierra, casi embarran la luna, forzando un retroceso a la decisión en favor de los dueños de Lomni.  Ellos fueron premiados con la misma canasta de huevos de oro que la Barrick Gold en República Dominicana. La Barrick Gold, como Lomni, se traga todos los beneficios, como si fuera un chupacabras insaciable que se come la carne y deja los huesos secos.

El saqueo de las riquezas en Sudáfrica ha generado una deuda social más inmensa que el globo terráqueo; ahí mismo, en la tierra del Madiba, un título de nobleza tradicional otorgado a Mandela.

Pese a su legado y a que el país intenta abrir los ojos ante un nuevo despertar tratando de borrar los dolorosos recuerdos del Apartheid, el uso y abuso del poder están más vivos que nunca y desgraciadamente ubican a ese país entre los primeros 10 más desiguales del mundo pese a tener una de las economías más potentes del continente africano.

 Las condiciones de trabajo infrahumanas y deplorables en sus minas son ancestrales; se producen abusivamente desde que los colonizadores comenzaron a saquear sus riquezas siglos atrás, mucho antes de la Segunda Guerra Bóer de 1899, cuando británicos y holandeses se pelearon por robarse los yacimientos de oro y diamantes.

  Los saqueadores camuflados de inversionistas absorben el diamante, el oro, el platino  y otros metales preciosos como becerros famélicos pegados de la ubre de la vaca y pagan con salarios de miserias que provocan náuseas a la humanidad sensible.

   Es hora de poner un alto a la repartición desequilibrada de las riquezas que nos pertenecen a todos. El latrocinio tanto en Lomni como en la Barrick Gold Dominicana tiene que terminar ya. Como dijo el mentiroso de Yago en Otelo: “señores socorro, basta, por decencia”. 

sábado, 21 de julio de 2012

Prisioneros del olvido

Por María Cristina Rodríguez
Listín Diario 21/07/2012
Los gritos eran tan desgarradores que conmovían el alma más endemoniada; salieron del corazón de Centroamérica y se escucharon en el planeta completo. Quedó el profundo silencio de 355 personas reducidas a cenizas en la cárcel de Comayagua, Honduras, el Día de San Valentín de este año. Ocurrió primero en Higüey en el 2005. Ahí las llamas consumieron 135 reclusos.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la última década, los incendios carcelarios mataron más de1,200  hombres y mujeres. Muchos ya habían cumplido condenas, pero sus casos pululaban en el aire como vicho perezoso, y los expedientes andaban extraviados y en un limbo jurídico; una muestra de la fragilidad institucional regional. Nuestra Centroamérica, ístmica e insular comparte la desgracia social de sus cárceles; otra debilidad del Estado de derecho. Seguir leyendo...


Las penitenciarías en la región representan un maldito depresivo infierno terrenal más ardiente que el desierto de El Azizia donde los diablos se mezclan con los ángeles. Allí los ratones parecen animales fantásticos y una furiosa carrera armamentista, portadora de la muerte como una manifestación de poder sobrenatural, cohabitan en una jaula humana manchada de linaje traidor.
Nuestros gobiernos violan los derechos de los que estamos libres pagando impuestos, ¿qué les queda a los mansos y cimarrones que cayeron en el agujero negro legal de este infernal sistema penitenciario medieval?.
Hay 993 mil presos en Latinoamérica, dice la OEA. Más de 175 mil están en cárceles salvadoreñas, guatemaltecas, haitianas, hondureñas, dominicanas, panameñas, nicas, ticas, y beliceñas.  Estiman que un 50% de ellos lleva años esperando una resolución judicial. Algunos, como Ruperto Padilla, de 50 años, quien nunca le vio la cara a un juez, ya había agotado su condena, pero murió quemado en Comayagua.
Los reos viven apretujados como sardinas en latas por un déficit explosivo de más de 110 mil espacios. Tenemos “almacenados” a 175.000 seres humanos en sitios diseñados para 65.000.  Hoy necesitamos un 24% más espacio que diez años atrás.
 “Algo nos está pasando”, como diría Silvio Rodríguez, porque mientras requerimos cárceles en Centroamérica, en Holanda cerraron ocho prisiones este año, por falta de criminales. En El Salvador hay 25.742 reclusos en 19 cárceles con una capacidad para 8.100. La superpoblación supera el 317%.
En CA tenemos más presos que habitantes en Aruba, St. Marteen, St. Thomas, Santa Lucía, Samoa y Granada para citar algunos lugares.

Las recurrentes violaciones a los derechos humanos, insalubridad, suicidios, corrupción, trabajos forzados, el déficit de custodias y la carencia de servicios básicos son alarmantes; puro primitivismo que grita a viva voz que el istmo está en coma y languidece.
Muy lejos de nuestra dantesca realidad, las autoridades hablan de sus “nuevos modelos penitenciarios”, haciéndonos creer,  como los blancos a los indios, en la divinidad de los conquistadores. Tenemos más de 175 mil padres y madres, hijos e hijas, maridos y mujeres, hermanos y hermanas, tíos, tías, sobrinos y sobrinas, vecinos y vecinas prisioneros del olvido. Sobreviven apiñados en cárceles que son más bien centros de degradación humana.
Urge un aparato penitenciario reformulado en la realidad. Los cambios deben sentirse detrás de las rejas, no sólo en los escaparates mediáticos. Nuestros presos deben ser liberados de la indiferencia oficial. ¡No más castigo que el que mandan las leyes!.

viernes, 6 de julio de 2012

La decepcionante Cumbre del SICA

Por María Cristina Rodríguez
Listín Diario 4/07/2012

La reciente Cumbre 39 del Sistema de Integración Centroamericana desarrollada en Tegucigalpa, Honduras, no pudo ser más decepcionante. El encuentro de mandatarios inició sin expectativas, transcurrió y terminó sin pena ni gloria porque degeneró en una sucesión de discursos baratos, cargados de poesía falsa y manufacturada;  se redujo a un mero espectáculo mediático lleno de promesas incumplidas.

El organismo regional va perdiendo credibilidad, se autoempuja progresivamente a la irrelevancia total. Ahora es olfateado de cerca por el nuevo “observador”, la decadente e injerencista potencia estadounidense; y amenazado con la sombra de la cacareada Alianza del Pacífico que podría tener un espaldarazo chino por los 71 mil millones de dólares que exportó sólo hacia Asia en el 2011; y que presume en altavoz sus potenciales ¿215 millones de consumidores? Sin antes agotar los pasos clásicos de los procesos de integración.  Seguir leyendo... 



El SICA, reducida a una orgía, cavó su propia tumba y demostró su inoperancia como elefantes en un salón de sesiones; no quiso mojarse los pies y condenar el gobierno ilegítimo de Federico Franco en Paraguay pero tampoco incluyó en la declaración final “su solidaridad” con Lugo, pese a la oposición firme de Nicaragua. Una derecha sin contrapeso bailó a sus anchas como si nadie la estuviera mirando.

Los “líderes” debatían seguridad regional; punto reincidente en la agenda de resultados fiambres porque en la práctica los compromisos nunca se cumplen.

Mientras algún genio mandatario llamaba la atención de los flashes, teorizando, y ni sus propios homólogos les ponían atención, nuestros pueblos se desgarraban; cada 20 minutos moría una persona de forma violenta en el conjunto de los 8 países que conforman el SICA.
En dos días de cumbre 120 personas fueron asesinadas, mientras la misma cantidad de vehículos eran robados; dos realidades espeluznantes; es puro terrorismo en la región, evocando el recuerdo de los conflictos cuando Centroamérica se desangraba. Para entonces, en Guatemala y El Salvador las matanzas eran menos agresivas que ahora que “lograron la paz”.
En Vietnam, en ocho años, sólo murieron 55 mil estadounidenses. México, el país más peligroso de América para ejercer el periodismo, no sale del espanto porque de sus 113 millones de habitantes cada año matan 10 mil y en los últimos 5 años registra 60,420.
Sin embargo; somos menos de 50 millones de centroamericanos y caribeños, y por año, el narco y la violencia se tragan 22 mil, según el Anuario del 2011 de Seguridad Regional en América Latina y El Caribe; estamos frente a la peor de las guerras.

La indiferencia, cómplice de nuestros líderes, el narcotráfico y su secuela de crímenes, nos convierten en añicos. Sectores oscuros están de fiesta. Nuestra región, castigada además por una desproporción brutal en la distribución de la riqueza, tan marcada que se convierte en violencia económica, sólo incauta al año unas 83 toneladas métricas de cocaína, una cifra famélica frente al trasiego de drogas.
Los jefes de Estado y de Gobierno tienen una sola opción: golpear sin paños tibios la desafiante inseguridad en la región, principal preocupación de nuestros pueblos. Serían sabios si involucran en la lucha a entidades regionales, instituciones públicas locales, las organizaciones sociales, el sector privado, y la cooperación internacional de países amigos.
Ojalá que en futuras pasarelas del SICA, verdaderamente, se renueven los compromisos, pero paridos, o de lo contrario el SICA se degradará a sica. 

lunes, 13 de febrero de 2012

“Merengue de calle” ¿mambo de qué?

Los términos “mambo” y “mambero” se usan de manera errada en el ambiente musical dominicano. Algunos músicos del patio utilizan la palabra “mambo” para denominar al merengue de calle o “callengue”.
Otros llaman “mambero” a quien interpreta el pegajoso ritmo que se ha convertido en República Dominicana en la expresión popular de una nueva generación de cantante.


Lo cierto es que ninguno de estos dos términos tienen algo que ver con la música que hacen Tulile, Omega, Silvio Mora, El Cata, El Sujeto, Julián Oro Duro, Tito Swin y otros que se auto denominan “mamberos”. Seguir leyendo...

Pérez Prado
El mambo es un ritmo que nació en África, pero se desarrolló en Cuba, cuna de grandes exponentes del mambo, como Dámaso Pérez Prado, posteriormente nacionalizado mexicano, a quien se le atribuye la universalización del género y el título de “Rey del mambo”, aunque muchos no comparten esta teoría que ha sido el centro de grandes debates.
Pérez Prado es el autor de populares temas como “Que rico mambo” y “Mambo no. 5”, dando este último a conocer en 1999 al cantante alemán Lou Bega, quien presentó una nueva versión.

El origen
Oscar Hijuelo, autor del libro "Los Reyes del Mambo tocan canciones de amor", asegura que “los esclavos africanos, atados por los tobillos con una pesada y molesta cadena, para que el tiempo pasara más rápido bailaban la rumba moviendo mucho las caderas para limitar el movimiento de los pies. Al romperse las cadenas, inventaron un baile más sensual, rápido y ágil: el mambo”.
Es mucho lo que se ha debatido sobre el mambo en publicaciones, talleres y exposiciones en muchas partes del mundo.
Algunos aseguran que Tito Puente, músico de origen puertorriqueño, destronó a Pérez Prado, porque fue quien verdaderamente internacionalizó el ritmo en conjunto con Francisco Raúl Gutiérrez (Machito) y Tito Rodríguez, este último de padre dominicano y madre cubana.

El mambo, auténticos exponentes:
Bebo Valdés
Dámaso Pérez Prado,
El Niño Rivera
Tito Puente
René Hernández
Benny Moré
Xavier Cugat
Israel López (Cachao)
Entre otras legendarias figuras que sí pueden considerarse verdaderos exponentes del mambo। Y aunque algunos de ellos ya fallecieron, hicieron grandes aportes a este ritmo que tuvo sus orígenes en la rumba que daría pauta al desarrollo de la salsa.


El mambo se baila en tríos, siguiendo un ritmo sincopado, mezcla de música africana, hispanoamericana y jazz, con tiempo de silencio en cada compás.