lunes, 3 de mayo de 2010

Los antivalores ya no tienen límites

La descomposición social ha llegado a un grado repugnante. Los antivalores ganan espacio en una sociedad permisiva que teme rechazar comportamientos antiéticos e inmorales de grupos que buscan imponer, de manera subliminal y bajo chantaje, su anormal conducta. Seguir leyendo...

No es cierto que en la guerra y el “amor” todo se vale. Es asqueante conocer la noticia de que “la abuela de 72 años espera un bebé de su nieto de 26. Ambos se aman”. “Una mujer sostiene relaciones sexuales con su hijo de ocho años”. “Un cura ha violado decenas de niños”. “Adolescente embarazada de su padre por segunda ocasión. Otra hermana también tuvo hijo con él”. “Pareja de homosexuales procrea niños”.

Estos hechos enfermizos deben ser repudiados enérgicamente por nuestra sociedad. No es un asunto de jugar a la doble moral y de “vivir la vida a mi manera”. No es atropellar y confundir la libertad con libertinaje ni la homofobia con los excesos imprudentes y desenfrenados.


Simplemente, no podemos permitir que como ciudadanos se nos fugue la capacidad de asombro. Alguien debe poner un límite.

1 comentario:

Andrés González dijo...

Es maravilloso que usted se atreva a levantar esta voz de alterta. Es un acto valiente y lúcido.
Yo no sé si usted cree en el Evangelio, pero el carácter actual de nuestra sociedad coincide tanto en la forma como lo describe el evangelio en 2da. a Timoteo, Capítulo 03:

3:1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
3:2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
3:3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
3:4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
3:5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.