sábado, 26 de marzo de 2011

El incremento de la violencia en México

Resultan espeluznantes los índices que muestran como se ha incrementado en los últimos años la violencia en México, país que cuenta con el lamentable título de ser el más peligroso del continente americano para ejercer el periodismo.

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Los cárteles de la droga se han adueñado de la paz en esa nación. La intranquilidad y el temor arropan a sus ciudadanos, los secuestros y las matanzas están a la orden del día, el pulso de los delincuentes parece fortalecerse cada día más ante los escuálidos músculos de unas autoridades que tratan de luchar contra un gigante que se acrecienta y que cuenta con una inagotable fuente de recursos proveniente del narcotráfico, pese al esfuerzo mancomunado y de la guerra declarada por las fuerzas de seguridad, compuestas por el ejército, la marina de guerra y una policía federal que va perdiendo credibilidad por la enorme cantidad probada de miembros que han estado vinculados a negocios oscuros.
La prensa se ha convertido en uno de los principales blancos del crimen organizado y las acciones para censurarla e intimidarla, para siempre, son reflejadas de diversas maneras, con acciones que van, desde asesinatos y raptos de periodistas y comunicadores a plena luz del día, hasta mensajes en grafiti.
Ante la incesante y aguerrida ola de violencia que azota a los charros, medios de comunicación del país han decido unirse y tomar medidas conjuntas, a fin de proteger la vida de sus reporteros y continuar cumpliendo con el compromiso social de denunciar la principal dolencia que les aqueja, un mal, que parece nunca acabar.

Aún así, los mexicanos se mantienen entusiasmados por los venideros comicios presidenciales del 2012, y depositarán democráticamente en las urnas sus esperanzas de que se robustezcan las medidas que de una vez por todas enrumben la nación por el mejor camino, el sendero de la paz.

De mi inspiración




Días contados
Tu velo verde
Rebelde
En ocasiones señala al gigante azul
A ese
Que a pesar de su grandeza
De su inmensidad
Llora
Ríe
Entristece



De espigada figura
Te has impuesto
En ella
Madre
Gris
Blanca
Amarilla
Negra
Donde cae tu desaliñado pelo cuando muere
A veces desafiado por el invisible enojado
Donde conviven los mortales
Que se apoderan de tu múltiple pecho
En aquel lugar
Que te mantiene con vida
Que se enfurece
Y también te la arrebata

Esa silueta
De mujer
Firme
Cuidada
Bien alimentada
No es perdonada por él


¡Ese!
Bueno
Malo
Egoista
Noble
Pasa
Te amilana
Te hace flaquear


Y tú
Fuerte
Te debilitas
¡Endeble!
Con los días
Te convertiste en madura
El color de tu cabellera
De tu mantilla
Ya no es como el Amazonas
¡Eres otra!
Te ha hecho cambiar
Para desaparecer
Y nunca más volverte a ver

Jugando a la improvisación

Debe preocupar a los ciudadanos dominicanos la falta de una real ejecución de un proyecto de nación a largo plazo que busque en unas dos docenas de años, romper con la barrera del subdesarrollo, el cerco de la pobreza y la desigualdad social.
Un país sin una agenda a cumplir es una muestra clara e inequívoca de la improvisación, de la falta de planificación y del alto grado de indolencia de las autoridades que dejan a la suerte el futuro de las nuevas generaciones, cual si fuera un juego de azar, independientemente de que para el presente el estatus quo de nuestra economía indique lo contrario.
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En medio de la enorme frontera entre ricos y pobres, nuestro país cuenta con esperanzadores y alentadores índices que muestran un crecimiento económico sostenible ascendente, de acuerdo a organismos autorizados internacionales como la Comisión Económica para América Latina. Aun así, la República Dominicana mal distribuye sus riquezas entre los que menos pueden y entre los que más tienen, lo que representa un panorama desolador e injusto.
La clase política dominicana tiene que asumir con un mayor grado de compromiso el rol que le corresponde. Debiera dejar atrás los colores y símbolos de los partidos y sentarse en la mesa del diálogo, con verdadera responsabilidad, para definir claramente una agenda nacional futurista, inviolable, y que de ella se derive el programa de gobierno o plan de trabajo por los próximos 20 años.

Ya se ha hablado de una Agenda Nacional de Desarrollo elaborada por el Ministerio de Planificación y Desarrollo. Ojalá que los gobernantes por venir den seguimiento y fiel cumplimiento a la propuesta, que se supone, es el resultado de todas las inquietudes de las fuerzas vivas del país.