lunes, 30 de mayo de 2011

Culto al tiranicidio

Por Pedro Corporán Cabrera
Especial para EnRedArte

Rendirle culto año tras año al tiranicidio mientras nos volvemos indolentes ante el presente nos convierte en un pueblo masoquista de la historia.
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El cierre de la Era de Trujillo por impulso del tiranicidio perpetrado el 30 de mayo de 1961, indujo a la pérdida de la percepción del período posterior hasta nuestros dias de las grandes mayorías del país.

También frustró la agenda del movimiento social y político auténtico que sembraba con su sangre la semilla que haría nacer una democracia realmente alumbrada por el pueblo dominicano, encabezado por el Movimiento Revolucionario 14 de Junio.

Por ello no me alegro de que los alumnos de la escuela de la dictadura, uniéndose a antitrujillistas conviccionales, se adelantaran preventivamente eliminando a su jefe, cuya caída era anunciada por el eco de los gritos póstumos de justicia de los héroes de Constanza, Maimón y Hetero Hondo; de Junio del 59 y las heroínas de Salcedo, las hermanas Mirabal.

Embriagados de euforia no nos percatamos que los acólitos del sátrapa, se integraron a la celebración y terminaron construyendo el antifaz social que les ha permitido representarnos y dirigirnos por siempre.

Para muchos prominentes de la política y la casta social que han representado, el tiranicidio no fue más que el chivo expiatorio histórico que le permitió la autoperpetuación en el ejercicio de un poder que consiguió su objetivo de ser enjuiciado solamente por la historia, un tribunal en el que no les interesa salir absueltos.

El juicio a un hombre se confundió con el juicio a un régimen pasando por alto que la verdad estaba en el grupo.
Esto sirvió de señuelo a la impunidad alimentando la tolerancia social y devaluando los episodios funestos posteriores a la muerte del tirano.

Este masoquismo psico-social funciona como una complicidad ignorante, dogmatizada, que ha seguido anestesiando la conciencia presente, mientras los criminales post tiranicidio han disfrutado la “gloria” de la muerte biológica, celebrando una sóla condena, la de la historia.

Nos ha tomado tanto tiempo juzgar el pasado, que el presente se nos escurre de la conciencia con el riesgo de repetir el mismo ciclo de retraso y anquilosamiento histórico.

No hay forma de resarcir los crímenes de Trujillo que no sea condenando ejemplarmente los del período posterior al tiranicidio, hasta nuestros días -asesinatos y crímenes de toda laya-.

Y todo radica en que aún no hemos cuestionado en toda su dimensión, el caracter heroico que se le atribuye al episodio de la muerte del tirano, consagrando como héroes a todos los conjurados.

Rendirle culto año tras año al tiranicidio mientras nos volvemos indolentes ante el presente nos convierte en un pueblo masoquista de la historia.

¡...Ya basta de tanta reverencia cada 30 de mayo, a un episodio cuya supuesta heroicidad, en vez de adoración casi mística, ya debiera estarse juzgando desapasionadamente en el tribunal de la historia!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos que tal todos, desde ahora seré fiel seguidor de este blog, gracias a mi amiga bella María Cristina por invitarme a su blog.

lepeee dijo...

Me encanta tu blog, espero sigas así,yo también me considero un blogger aunque no a tu nivel todavía, espero no te importe que deje mis blogs para que la gente de tu blog pueda visitarlos, tienes permiso para hacer lo mismo en el mío un saludo y gracias por entretenernos

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