Mundo de la farándula promueve la avaricia y codicia

Muchos critican que algunas comunicadoras de las llamadas megadivas quieran lograrlo todo de la noche a la mañana y que en poco tiempo obtengan bienestar económico por la vía fácil, pero esos mismos críticos son los que llaman “rullías” a algunas presentadoras de televisión que son trabajadoras incansables y honestas y que se ven en la necesidad de repetir ropas por sus escasos recursos económicos. Se viene promoviendo de manera subliminal entre algunos “plastiquitos chimicuí” que ser pobre y no tener cirugía es un delito.

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Es el medio de la farándula quien presiona a estas muchachas de mentes débiles a que que se dejen arropar de las vanalidades de la vida. Algunas lo hacen porque utilizar la televisión como escaparate para obtener bienes materiales es su objetivo y otras porque se dejan presionar del ambiente. Se olvidan de formarse académicamente porque centran toda su atención y fuerza en disparates como esos. No toman en cuenta que lo que realmente garantiza la permanencia y el respeto es el trabajo honrado incansable, la preparación y el talento.

Entienden que si una persona conocida se sube en un motoconcho porque no tiene otra facilidad, como sucedió con la actual Miss República Dominicana Universo, Ada Aymé De la Cruz, es una falta de glamour, pero llegar en un Jaguar o un MBW, último modelo, conducido o regalado por un narcotraficante, eso sí que es un paso hacia adelante, hacia el progreso.

La televisión es imagen, pero no se pueden perder los valores y principios para vender algo que no sé es. Se viene confundiendo la clase con el dinero.