
Como refiere Cáceres, “hay estilistas que se han ensañado con los vestidos diseñados por modistos con los que mantienen rivalidad o no son de agrado”.
Pero también hemos visto el caso de diseñadores y estilistas que definen sólo como “acertados” los vestidos que ellos mismos confeccionan y llaman “bien vestidas” a las personas que ellos asesoran. En sus opiniones ha primado el amiguismo, los intereses particulares y no la sensatez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario