sábado, 7 de marzo de 2009

A tí, laboriosa mujer

¡Cuán difícil se le hace a una superarse y escalar en un país cuando se es buena madre!
Leer un libro es un sacrificio, porque los niños y la familia están primero. De todos modos lo hacemos y cumplimos con el resto de nuestras tareas y deberes. Siempre tenemos algo que hacer. En la noche el cansancio nos arropa, pero dormimos con un ojo abierto y otro cerrado o con el subconsciente despierto, porque somos guardianas de nuestras familias.


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Como guerreras al fin, seguimos creciendo como seres humanos y profesionales y batallando hasta el día de nuestra muerte. No nos detenemos. A pesar de nuestros defectos no nos amilanamos porque sabemos que somos seres imperfectos con grandes virtudes, dadoras de vida, aunque nos tiren, lastimen, como quiera amansamos, perdonamos, mimamos.

Mujer campesina, mujer de manos y rostro arrugado, mujer de piel oscura y maltratada, mujer blanca, mujer mulata, mujer estéril, en tu día, en mi día, que no sólo es el 8 de marzo, rindo un tributo a nosotras mismas, te felicito, me felicito y doy gracias a Dios por ser mujer, por todas nuestras debilidades y fortalezas.

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